Saturday, December 5, 2015

El feminismo y sus consecuencias (parte 1)


El feminismo, como bien se hablo en el post pasado, fue en su inicio beneficioso para las mujeres Europeas en aquellos tiempos, poco a poco este se abrió paso en la historia y se extendió a otras partes del mundo. 


El punto de partida del movimiento por la igualdad de los derechos de las mujeres respecto al de los varones, se puede situar en el contexto de la Revolución francesa. La “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano” de 1789 puede ser considerado como el impulsor del movimiento.



Los inicios del feminismo norte Americano.


El movimiento feminista en Estados Unidos se consolidó rápidamente debido a las condiciones socio-políticas y económicas propias de la sociedad Americana.
Partiendo de un sistema político teóricamente democrático, el feminismo nació ligado a los movimientos protestantes de reforma religiosa que propugnaban una regeneración moral de la sociedad y al abolicionismo.
La importante participación femenina en movimientos humanitarios por la abolición de la esclavitud ayudó a la rápida concienciación de las mujeres.
La analogía entre los esclavos sin derechos y las mujeres era evidente.
Las condiciones sociales y culturales en EE.UU. fueron especialmente favorables para la extensión de los movimientos femeninos.
Las prácticas religiosas protestantes que promovían la lectura e interpretación individual de los textos sagrados favorecieron el acceso de las mujeres a niveles básicos de alfabetización, lo que provocó que el analfabetismo femenino estuviera prácticamente erradicado a principios del siglo XIX.
A diferencia de Europa, desde mediados del siglo XIX nos encontramos con una amplia capa de mujeres educadas de clase media que se convirtieron en el núcleo impulsor del primer feminismo.
 
El primer documento colectivo del feminismo norteamericano lo constituye al denominada Declaración de Seneca Falls , aprobada el 19 de julio de 1848 en una capilla metodista de esa localidad del estado de Nueva York.
"La historia de la humanidad es la historia de las repetidas vejaciones y usurpaciones por parte del hombre con respecto a la mujer, y cuyo objetivo directo es el establecimiento de una tiranía absoluta sobre ella. Para demostrar esto, someteremos los hechos a un mundo confiado. El hombre nunca le ha permitido que ella disfrute del derecho inalienable del voto. La ha obligado a someterse a unas leyes en cuya elaboración no tiene voz.


Le ha negado derechos que se conceden a los hombres más ignorantes e indignos, tanto indígenas como extranjeros. Habiéndola privado de este primer derecho de todo ciudadano, el del sufragio, dejándola así sin representación en las asambleas legislativas, la ha oprimido desde todos los ángulos.
Si está casada la ha dejado civilmente muerta ante la ley.


La ha despojado de todo derecho de propiedad, incluso sobre el jornal que ella misma gana.
Moralmente la ha convertido en un ser irresponsable, ya que puede cometer toda clase de delitos con impunidad, con tal de que sean cometidos en presencia de su marido".
En este documento se expresa por primera vez lo se podría denominar una "filosofía feminista de la historia". Una filosofía que denunciaba las vejaciones que a lo largo de la historia había sufrido la mujer.

Tras la guerra de Secesión (1861-1865), el movimiento feminista que había ligado en gran medida su suerte al abolicionismo sufrió una gran desilusión. Pese al triunfo del bando nordista, partidario de la supresión de la esclavitud, la XIV enmienda de la Constitución, que otorgaba el derecho de voto a los esclavos negros liberados, le negó a la mujer el derecho de sufragio.
  
La reacción fue inmediata Elisabeth Candy Stanton (1815-1902) y Susan B. Anthony (1820-1906) crearon la Asociación Nacional por el Sufragio de la Mujer (National Woman Suffrage Association), primera asociación del feminismo radical americano, independiente de los partidos políticos y de los movimientos de reforma.

Cronología:
  
1743 Condorcet publica Bosquejo de una tabla histórica de los progresos del espíritu humano.
1791 Olimpia de Gouges publica la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana.
1792 Mary Wollstonecraft publica Vindicación de los Derechos de la Mujer.
1843 Flora Tristán publica La Unión Obrera.
1848 Declaración de Seneca Falls (Nueva York).
1869 Wyoming es el primer estado de EE.UU. en otorgar el derecho de voto femenino.
1869 John Stuart Mill publica El sometimiento de la mujer.
1879 August Bebel publica La mujer y el socialismo.
1884 Friedrich Engels escribe El origen de la familia, la propiedad privada y el estado.
1893 Nueva Zelanda es el primer país que concede el derecho de sufragio a las mujeres
1897 Lydia Becker y Millicent Fawcet fundan la Unión Nacional de Sociedades para el Sufragio de la Mujer (National Union of Women's Suffrage Societies - NUWSS).
1903 Emmeline Pankhurst y sus seguidoras abandonan la NUWSS y forman la Unión Política y Social de las Mujeres (Women's Social and Political Union - WSPU).
1906 Finlandia, primer país europeo que otorga el sufragio femenino.
1907 Bajo la presidencia de Clara Zetkin, se reúne la I Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas.
1912 En España se aprueba la denominada "ley de la silla".
1913 El Parlamento británico apueba la "ley del gato y el ratón" (Cat and Mouse Act)
1917 Jeanette Rankin, primera mujer elegida miembro del Congreso de los Estados Unidos.
1918 Se funda en Madrid la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME).
1918 El Parlamento británico aprueba una ley electoral que otorga el sufragio a las mujeres mayores de 30 años.
1920 Se aprueba la XIX enmienda a la Constitución de EE.UU. por la que todas las mujeres mayores de edad obtienen el derecho de voto.
1931La Constitución española de la II República otorga el derecho de sufragio a las mujeres mayores de edad.
1945 Las mujeres consiguen el derecho de voto en Francia e Italia.

 
Condición de la mujer durante el siglo XIX en México.

La mujer del siglo XIX en México, fue una mujer que a diario vivió con mayor fuerza los penares de su época; la guerra de independencia significó un cambio en las estructuras del México colonial, mas no en la vida de la mujer, pues como se ha dicho, la herencia de una época de dominación española siguió presente en la vida de la mujer durante la mayor parte del siglo XIX, y sigue presente en nuestros días. Ser mujer no es fácil, pues se lleva cargando, a diario, el pecado de haber nacido bajo un sexo que a la vista de la mayoría de los hombres y de la iglesia no es el mejor. Imaginemos pues la vida de la mujer en el siglo XIX y encontraremos un ambiente lleno de injusticias, de desamor y de cobardía.
Las mujeres de las tres clases sociales (baja, media y alta) existentes en la primera mitad del siglo XIX, padecían una angustia en común: el matrimonio por conveniencia.
Las que mas sufrían como siempre las mas pobres, de la clase media podemos rescatar que surgieron personajes como Josefa Ortiz de Dominguez y Sor Juana Ines de la Cruz pues es de ellas donde surgen los ideales femeninos vinculados con la educación, la participación económica y política.

El dinero, y el poder que de él emanaba, y que regía aquella época, influyó de manera particular en la clase alta, ya que la mujer sufrió la esencia de aquel pensamiento varonil, en el que se respiraban aires de inferioridad con relación a lo femenino.
Las mujeres indias y mestizas servían a las "niñas" ricas, permaneciendo a su lado para cuidarlas y atenderlas en todo lo necesario, para que ellas solamente se ocuparan de las tareas propias de su clase. Eran labores de su clase: bordar, coser, pasear por las alamedas e instruirse en la religión católica.
La familia las preparaba para el matrimonio o para el claustro, con la finalidad de servir ya sea a dios o a su marido. La mujer de clase alta fue sometida al igual que las demás mujeres, presa de su época y su riqueza, encerrada en la ambición y el poder, nunca vio un amanecer más allá de lo que su clase le permitía. La mujer de alcurnia era educada con más rigurosidad que la mujer de las otras clases, ya que ella representaba el honor y el respeto del país, además pertenecía a lo máximo de la población y, por lo tanto, no debía permitírsele caer en la perdición.
La influencia de la familia y la iglesia en su vida tenía un gran peso para su formación matrimonial, ya que estos dos elementos le proporcionaban los ideales para ser "feliz". Ella nunca conoció el verdadero amor, aunque siempre lo soñaba, pues desde pequeña era "vendida" al mejor postor con la finalidad de salvar de la ruina a su padre o a su futuro marido.
Cuando la mujer de clase alta se unía en matrimonio al hombre, iba carente de amor y sentimientos, la procreación de los hijos se tenía que dar por proceso natural para conservar la sangre; pero nunca por amor. Si la mujer procreaba hijos varones tenía mayor aceptación y adquiría una posición de valor y presunción.
En general, la clase alta fue la que más dinero y poder poseía dentro del ámbito social, pero la mujer siguió sufriendo los penares del momento histórico, la abnegación, las buenas costumbres y el porte eran considerados propios de su clase, por ello tenían que conservarlo a como diera lugar.


Mujer siglo XX
Apenas era 1906 cuando las republicanas apoyadoras de  Juárez demandaron el voto femenino y empezaban a cocinar la Revolución de 1917 al participar en huelgas precursoras de la lucha en Río Blanco, Veracruz y Cananea, en Sonora.  Muchas de ellas escribieron, como Emilia Enríquez de Rivera en El Diario del Hogar.
La agenda consigna la lucha de las mujeres alrededor de la  Revolución Mexicana, cuya Constitución del 17 inscribe la igualdad legal para hombres y mujeres pero se olvida del derecho al voto femenino. En la Revolución las mujeres ganaron  los derechos de la administración de bienes, la tutela de hijas e hijos, y salario igual a trabajo igual.
Tres años antes, en 1914, se expidió la Ley del Divorcio, impulsada por Hermila Galindo, secretaria particular de Venustiano Carranza, quien accedió a signarla. Al calor de la luchaen 1915 la división del sur a cargo de Emiliano Zapata, expidió la primer ley del Matrimonio que facultó a las personas divorciadas para casarse otra vez.
Desde principios de siglo las mujeres fueron a la escuela, se educaron, apareció la educación Normal, comercial y los centros de artes y oficios. Así acceden a las bellas artes, la medicina o la minería. También se crean las escuelas municipales para obreras. Todas estas demandas, impulsadas por las sociedades feministas que nacieron durante las primeras décadas en distintos estados de la República. En México se realizó el Primer Congreso Feminista en 1916, en el estado de  Yucatán.
Los años 20 también fueron de avance  para las mexicanas: inicia la lucha de los que hoy conocemos como derechos reproductivos. En el primer Congreso Feminista celebrado en la ciudad de México en 1923, solicitó  educación sexual para niños y jóvenes en las escuelas. Mientras en Yucatán se hacía un escándalo por la difusión en español del libro de Margaret Sanger llamado “La Brújula del Hogar”, antecedente de las políticas de población y planificación familiar. En contraposición el Estado creó el Día de la Madre.
A la construcción de identidad y cultura de los hechos arriba relatados, también se inició la búsqueda del poder. En 1923, Rosa Torres se convirtió en la primera regidora de la  ciudad de Mérida en Yucatán, mediante el voto. Otras le siguieron en San Luis Potosí y Michoacán, gracias a leyes locales. Pero hasta 1953 se reconoció el derecho al voto universal que permitió que en 1954 Aurora Jiménez de Palacios fuera electa  la primera diputada federal.
No obstante tuvo que transcurrir una década más para que María Lavalle Urbina y Alicia Arellano Tapia, llegaran al Senado de la República en 1964.
La lucha por el voto en este siglo marcó casi todas las acciones organizadas de las mexicanas. En 1936, el Frente Unico por Derechos de la Mujer, la mayor organización hasta la quinta década y la más compacta, logró que el presidente Lázaro Cárdenas accediera a legislar sobre la ciudadanía plena. No obstante los congresos locales nunca hicieron el consenso necesario para que se inscribiera en la Constitución.
El Frente, además escribió la primera agenda de demandas femeninas. Muchas de ellas continúan siendo una utopía, como el de la participación igualitaria en los puestos públicos.
La organización de las mujeres continuó. En los años 60 se formó la Alianza Nacional de Mujeres, de la que da cuenta la Agenda Mujeres 2000, y preparó el terreno para lo que vendría después: el nuevo movimiento feminista.
Las mujeres Mexicanas también acompañaron las luchas de obreros y campesinos, desde los heroicos acontecimientos de contra la Cristiada, hasta la defensa de la lucha por la tierra de los años 60. Igual acompañaron a los trabajadores insurrectos de 1958 y finalmente estuvieron en el Movimiento Estudiantil Popular de 1968.
La Agenda que se convertirá en un instrumento de consulta y recordatorio cotidiano, de la que se han impreso dos mil ejemplares, finalmente hace un recuento de las acciones de las mujeres en los últimos 30 años. Los 70 abrirían las demandas por la despenalización del aborto; nombrarían a los derechos reproductivos; y perfilarían el análisis de la violencia hacia las mujeres. Finalmente, en los años 90 recuperarían la demanda por estar en el poder.
El siglo termina con tres agrupaciones políticas nacionales de mujeres y feministas: Diversa, Mujeres y Punto y Mujeres en Lucha por la Democracia; instituciones para el desarrollo de las mujeres desde los gobiernos y una apretada agenda que busca la democracia y el respeto a los derechos humanos.


En los Estados mas pobres y arraigados en la religión podemos encontrar homicidios intimidación, humillaciones, entre otras cosas, contra mujeres de todo tipo, pues no se respeta ni la condición social a la que pertenecen, ni mucho menos la edad. Tal es el caso tan mencionado de Ciudad Juárez, Chihuahua, en donde a diario se cometen crímenes contra mujeres y no se cuenta con apoyo ni del gobierno, ni de los propios hombres de la región. Esta situación ha ido aumentando, gracias a que el término mujer, en aquel lugar, ya no significa nada, matar a una mujer en Ciudad Juárez es una cosa que se ha vuelto común.

Casos emblemáticos: Sujetos negados de derecho.
Paulina: violada y madre a la fuerza.


Grupos feministas hacían circular en abril del 2000, una terrible historia Paulina, una joven de 14 años, fue violada el año anterior durante un asalto a su casa, en la ciudad de Mexicali, el violador sometió a la familia, violó a la muchacha, robó la casa y la violó otra vez antes de irse. La violación dio origen a un embarazo Paulina denunció los hechos en el Ministerio Público Según lo dispuesto por la ley, obtuvo autorización para que le fuera practicado un aborto.
El aborto por violación es legal en México, en el Código Federal tanto como en los 32 códigos estatales por eso consiguió Paulina un mandato de la autoridad para que le fuera practicado un aborto en el Hospital General de Mexicali, hospital público, dependiente del gobierno estatal el hospital no acató sin dilaciones el mandato de la autoridad judicial un grupo de mujeres que se dijo personal del DIF (Desarrollo Integral de la Familia, organización usualmente a cargo de las esposas de los gobernadores de los Estados) trató de persuadir a Paulina para que no abortara según una versión, la indujeron a un ejercicio mental que la haría ver con los ojos cerrados, proyectada contra el cielo, la imagen de Cristo. Paulina fue llevada también a recibir los consejos de un párroco el párroco conoció su caso y le recordó que el aborto provocaría su excomunión
Paulina y su madre persistieron, no obstante, en la decisión del aborto el director del Hospital General advirtió entonces a la madre sobre los riesgos de la intervención Paulina podría desangrarse a consecuencia del legrado, morir o quedar estéril La madre y la hija desistieron entonces de ejercer su derecho legal al aborto por violación
El caso dio lugar a una denuncia ante la Procuraduría de Derechos Humanos del estado de Baja California. La Procuraduría estudió la denuncia y emitió una recomendación asumiendo que estaba frente a un caso de violación de los derechos elementales de la persona
“Por haber inhibido el derecho de su ejercicio de interrumpir el embarazo de la menor”, decía la recomendación, el gobierno estatal debía crear un fideicomiso para garantizar “el derecho a la atención de la salud, educación, vestido, vivienda y en general todos los cuidados de la menor Paulina y de su hijo hasta el momento en que se encuentren en condiciones de sostenerse por sí mismos, permitiéndoles, con ello, el pleno ejercicio de una vida digna”
La Procuraduría de Derechos Humanos recomendó también la destitución del director del Hospital General de Mexicali por su comportamiento tendencioso y poco profesional en el caso.
Una de las grandes debilidades de las comisiones de Derechos Humanos es que sus recomendaciones no tienen carácter obligatorio Pueden ser rechazadas por la autoridad en cuestión, sin más costo que el de una mayor o menor bullicio de opinión pública el Gobernador de Baja California rechazó la recomendación de su organismo local de derechos humanos, y el pleito se libró, un tanto inútil y extemporáneamente, en la prensa.
Luego del tiempo de gestación, la niña Paulina tuvo un varón al que nombró Isaac. Las mujeres que acudieron a persuadirla de no abortar, ofrecieron una cantidad considerable para el cuidado del niño que la joven madre involuntaria rechazó.
Los grupos de activistas solidarios con el caso hicieron una colecta para pagar la cesárea y ayudar “en lo que se ofreciera”.

La incomodidad del gobierno estatal

El abogado Federico García Estrada, autor de la recomendación al gobierno estatal de Baja California en el sentido de dejar abortar a Paulina, habló, en abril del 2000, de la reacción “iracunda, irascible, de incomodidad y de molestia” del gobernador Alejandro González Alcocer.
“A nosotros no nos preocupa que se incomode la autoridad con nuestro trabajo, porque ésa es nuestra función y nuestra tarea Hemos tratado de mantener el principio de absoluta autonomía e independencia del gobierno para eso nos designaron: para defender incondicionalmente y sin concesiones los derechos humanos”
–¿No habrá variación en esa conducta?
–No, no
García Estrada, en entrevista con Proceso, habló del riesgo que representa que las autoridades antepongan sus creencias religiosas a la aplicación y respeto a la ley.
“Es muy peligroso que la función pública esté determinada por creencias religiosas". Esto lleva implícito el rompimiento de lo que históricamente ha significado la separación de la Iglesia y el Estado eso es un retroceso histórico”, dice García Estrada.
En entrevista con el reportero, en la Ciudad de México, el jueves 13 de abril del 2000, juzgó que el caso Paulina alerta sobre la importancia de hacer prevalecer esa separación, independientemente de las creencias religiosas que profesen los funcionarios.
El subprocurador de Derechos Humanos y Protección Ciudadana, con sede en Mexicali, donde se cometió la violación de Paulina el 31 de julio del año pasado, aseguró que la recomendación 2/200 levantó con un amplio respaldo popular, pero lamentó que González Alcocer en su calidad de gobernador se haya negado a acatarla.
“Por su respuesta, creemos que ni la ha leído o es tanta su falta de prudencia y de sensatez, que no admite que se equivocaron”.
El caso Paulina –”hay cientos, decenas de paulinas, la diferencia es que no se han atrevido a denunciar”– sienta un precedente y por eso es preciso que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), a la que se turnó el caso el 29 de marzo del 2000, ratifique la recomendación “Es un caso de violación obvia e inobjetable de derechos humanos No hay escapatoria para decir que no hubo violaciones en el caso de Paulina.

Provida no puede imponer

El funcionario de la institución creada durante el gobierno panista, cuyos integrantes “varias veces” han tratado de remover, examinó el caso de Paulina presentado el 25 de octubre de 1999 y emitió cinco recomendaciones el 3 de marzo del año siguiente, que el gobierno estatal rechazó
“A partir de la información publicada en Proceso, el domingo 2 de abril del 2000, el problema adquirió una dimensión distinta”, dijo García Estrada el martes 4, llegó a la Procuraduría de Derechos Humanos y Protección Ciudadana un oficio firmado por el secretario general de Gobierno, Jorge Ramos, en el que explica las razones por las que no se acatan las cinco recomendaciones.
“Es una justificación formal, con la concepción de un abogado litigante, así medio mañoso, que elude los compromisos trata de decir que el Estado no es responsable del daño moral, sino que el presunto delincuente (el violador) es el que debe pagar los daños”.
Según el gobierno de Baja California, no se le permitió abortar a la joven Paulina porque esa práctica va contra la ética de los médicos “esto es falso, porque en el fondo hay una concepción religiosa, no de ética médica”.
De acuerdo con el Código Penal del estado, Paulina tenía derecho y era su deseo abortar por ser el embarazo producto de una violación, pero la agente del Ministerio Público y los médicos incumplieron con su responsabilidad “esos funcionarios, en función de su concepción religiosa, simularon una serie de acciones y conductas para atenderla aparentemente pero la realidad era distinta”.
Más aún, dieron facilidades a dos mujeres integrantes del Comité Nacional Provida para que convencieran a Paulina de que no abortara; el procurador de Justicia, Juan Manuel Salazar Pimentel, llevó a la madre de la joven ante un sacerdote para que la convenciera de que no era lo correcto, y el director del Hospital General de Mexicali, Ismael Ávila Íñiguez, advirtió que ella podría morir.
“No tuvieron valor los funcionarios de decir que era por su postura religiosa, sino que dijeron que sí lo harían y al final no lo hicieron todo lo que está implícito en esa conducta es que no querían cumplir es muy obvio”
El funcionario consideró que la participación de Provida, con la anuencia de las autoridades, fue funesta “Respetamos su concepción, pero no aceptamos que le imponga a terceros sus puntos de vista Provida puede hacer lo que quiera con su concepción, pero no la puede imponer a una mujer, a una niña o a una familia”
Agregó:
–Lo que nosotros estamos defendiendo son los derechos humanos, no sólo en un caso específico, sino en general ésa es nuestra función no somos cómplices, al contrario, somos defensores de la plenitud de la vida, no de una concepción abstracta la vida y el derecho defienden a personas de carne y hueso, cuando se nace y se desprende del seno materno, cuando se nace a la vida jurídica, no antes si así fuera, en nuestras actas de nacimiento diría que nacemos desde que fuimos concebidos nosotros nacemos desde que nos desprendemos del seno materno ahí nacen los derechos no antes.
(Proceso 1222 y 1224, abril del 2000)

Claudia Rodríguez: víctima de un intento de violación y condenada por defenderse.

En el Distrito Federal las mujeres que cometieron homicidios tienen una sentencia mayor a la de los hombres: 18.6 años promedio para ellos y 23 en promedio para ellas. Sus juicios son 50 por ciento más largos. La justicia no las trata igual, no las sentencia igual, no las ve igual. Aunque en la mayor parte de los homicidios que cometen, las víctimas son familiares y eso revela un patrón preocupante. Las victimarias fueron abandonadas desde pequeñas. Vivieron en la miseria. Carecieron de lo más indispensable y de cualquier apoyo humano. Y el maltrato en la pareja ha sido la prolongación de lo que recibieron en la infancia. - See more at: http://yucatan.com.mx/editoriales/el-delito-de-ser-mujer#sthash.DHtCQTN0.dpuf
Claudia fue una mujer que en vez de someterse al intento de violación saco una pistola y se defendió disparándole a su agresor quien murió por el impacto. Una mujer que por un acto de defensa propia enfrento al menos 10 años de encierro en una cárcel de Texcoco. Una mujer que fue criticada por Jueces y Fiscales por andar de madrugada en la calle sin su esposo y cargar una pistola.

Los hechos:
Febrero 1996
Claudia le avisa a su marido que se iba a festejar la fiesta de la Candelaria con una amiga y que llegaría al amanecer, y el le sugirió que se llevara la pistola calibre 22 que habían comprado después de sufrir dos asaltos en su pequeño comercio. El juez de amparo quien niega la legitima defensa expresa su reprobación porque ¿que hacia una mujer casada sola a esas horas? de nada servía que el marido de Claudia explicara como al haberse casado muy jóvenes ambos habían decidido darse libertad para ir a fiestas de vez en cuando.

Cuando Claudia salio de la fiesta en compañía de su amiga y el novio ebrio de esta el cual coqueteo con Claudia durante la fiesta las invito a ambas a ir a un hotel cuando vio la negativa de estas grito todas las mujeres son una putas por lo cual su novia amiga de Claudia se disgusto y se alejo por su lado, el hombre persiguió a Claudia acosándola toqueteandola y tratando de despojarla de su ropa, el estado de Claudia consta en las actas del MP. Finalmente la persiguió hasta un puente en donde se puso mas agresivo se abrió la bragueta y se saco el pene y empujaba a Claudia hacia el barandal del puente ella logro sacar la pistola escondida en su chamara y disparo, el hombre murió 2 horas después por falta de atención médica.

La acción de Claudia no es un caso mas de homicidio calificado ni es una invitacion a que las mujeres se armen para defenderse. Es la respuesta de una mujer decidida a defender su dignidad y su autodeterminacion sexual con lo que tenia a la mano. 
En ese sentido es elocuente la desigualdad de trato de la justicia: el caso del ex Militar, jefe de seguridad de Televisa, quien mata al hombre que intentaba robarle su reloj, y que queda libre 24 horas después, y el de Claudia, que mata al hombre que intentaba robarle su dignidad y estuvo presa esperando sentencia mas de un año.


El 11 de febrero del 1997 poco mas de un año después Claudia Rodríguez fue liberada y salió del reclusorio de Texcoco. Sin embargo, su libertad es sólo física, no jurídica. La sentencia la encuentra “penalmente responsable”, no por homicidio, pero si por “exceso de legítima defensa”. No la absuelve de los cargos, sino se aplica el beneficio de la conmutación de la pena, debido a que ya había pasado más de un año en prisión.
Además, fue condenada a pagar una multa de 55 días de salario mínimo y una suma de 12 mil pesos por concepto de “reparación de daño” a la familia de su agresor.

 
Esta sentencia encontró ecos divididos.

Por un lado, agrupaciones como la Coordinadora Feminista no estuvieron de acuerdo con aceptar la “condena”, aunque por supuesto se respetó la decisión de Claudia de querer salir a toda costa de la cárcel. Otros celebraron la liberación de Claudia como producto de la movilización pública y “triunfal acto de justicia”, según el columnista Germán Dehesa (citado en Llamas 1998: 22). En una celebración que tuvo lugar una semana después en el bar “El Hábito” en el Distrito Federal, la actriz Jesusa Rodríguez constató que Claudia se había convertido en un “símbolo vivo de que sí se puede ganarle a la injusticia”.
La injusticia que estuvo aquí en disputa emana, por un lado, en una deficiente
configuración legal y por el otro en su deficiente lectura e interpretación por parte de los jueces. En cuanto a lo primero, según las presentadoras en El Hábito, el caso demostraba que “la igualdad ante la ley es una quimera” (en Llamas 1998: 117). En el juicio contra Claudia Rodríguez se invierte el sentido común del derecho: de entrada, la víctima fue convertida en victimario (Robles 1997), encarcelada bajo la amenaza de quedarse hasta de 15 a 40 años en prisión, dependiendo si era imputada por el delito de homicidio calificado o simple. En cambio, si su agresor hubiera sobrevivido, es posible que hubiese ido a la cárcel entre tres y máximo ocho años, o incluso pagado solo una multa no muy severa, entre cien a mil días de salario mínimo. En el Estado de México, según lo que explica Ana Laura Magaloni, un violador confeso fácilmente queda en libertad con dos mil pesos de multa.

Como contrapeso a esta injusticia estructural, reconfirmada aún en la paradójica
sentencia condenatoria-liberadora, se celebró el personaje de Claudia, igual como
el de Paulina, como un nuevo tipo de ciudadana que se sublevaba en contra de su
victimización. En primer lugar, se rebela en contra del dominio masculino sobre el cuerpo femenino, dónde su actuación es percibida incluso con un aire de venganza: Lo que (el agresor) se llevó a la tumba, sin duda, fue el pasmo ante la inconcebible respuesta de Claudia”, escribe la cronista Elena Poniatowska (1996). En segundo lugar, lo que Claudia encarna y defiende no es sólo el derecho a la integridad física, sino también su derecho civil de moverse libremente, sin marido o protector, en los lugares y a las horas que ella decida. Me parece casi seguro que más que el propio acto de disparar fue sobre todo este factor de un supuesto libertinaje “impropio” que dividió a la opinión pública. Ésta, según la abogada Ana Laura Magaloni, habría respaldado unánimemente a Claudia si, vestida de rosa en un parque a mediodía, para repeler al presunto violador ella lo hubiera empujado ocasionando que muriera al desnucarse” (citada en Llamas 1998: 129).
Finalmente, su tercera rebeldía consiste en que ella no se resiste ante la miopía de quienes la encarcelaron y no pierde la esperanza, apoyada en la de otras, de que la justicia regrese.

En el espejo de la opinión pública Claudia Rodríguez se convirtió en emblema y figura para la identificación. Es el icono de la mujer luchadora: mujer pobre que lucha por sobrevivir y sacar adelante a los hijos, la que lucha al mismo tiempo por su derecho al placer, que lucha en contra de la prepotencia masculina. Pero aunque se asoció la lucha de Claudia a la “permanente revolución de las mujeres en pro de sus derechos y su dignidad”, según Luis de la Barrera (en Llamas 1997: 18), ella misma no sostuvo un discurso feminista; su demanda de “liberación” fue una exigencia literal, de salir de la cárcel, no figurada. Sin embargo, el reportero estadounidense Sam Quiñones comparó el caso de Claudia Rodríguez con los casos-paradigmas de Anita Hill o Rodney King “that reflect broader socialtensiones and in which a variety of groups take part”, e incluso le asigna un podersimbólico. Según Quiñones, Claudia encarnaba “a new Mexico [that] refuses to submit, defends herself, and demands justice” (Quiñones 1997).

En el Distrito Federal las mujeres que cometieron homicidios tienen una sentencia mayor a la de los hombres: 18.6 años promedio para ellos y 23 en promedio para ellas. Sus juicios son 50 por ciento más largos. La justicia no las trata igual, no las sentencia igual, no las ve igual. Aunque en la mayor parte de los homicidios que cometen, las víctimas son familiares y eso revela un patrón preocupante. Las victimarias fueron abandonadas desde pequeñas. Vivieron en la miseria. Carecieron de lo más indispensable y de cualquier apoyo humano. Y el maltrato en la pareja ha sido la prolongación de lo que recibieron en la infancia.
Detrás de estas historias están los patrones de relaciones de género. Según Elena Azaola, 70 por ciento de las mujeres homicidas padeció maltrato o abandono de su familia. 66 por ciento lo recibió de su cónyuge. 60 por ciento de las detenidas fueron maltratadas por la policía. Policías que una y otra vez recurren a la violencia sexual a la hora de la detención. Les agarran los senos con el pretexto de auscultarlas. Les ofrecen la libertad a cambio de favores sexuales. Las insultan. Lejos de prevenir la violencia contra las mujeres, acaban perpetuándola. Negándoles la dignidad, negándoles la voz, negándoles los derechos que tienen pero que son sistemáticamente atropellados.
 
Víctima de un sistema judicial y policial que no sabe cómo enfrentar el hecho de que tan sólo en el Distrito Federal se comete un promedio de 82 violaciones al día. Y con frecuencia los perpetradores son los propios policías.

Otras actrices como Silvia Pinal y Maria Felix se proyectaron en sus programas de TV en favor del caso Claudia Rodriguez, en este vídeo podemos ver a la inolvidable Maria Bonita hablar sobre el caso, una mujer de una visión futurista muy acertada y sobre todo muy adelantada a su época. 



Feminicidios de Cd. Juarez: El cuerpo de mujer como territorio de disputa. 

Lo siguiente se trata de los asesinatos en serie cometidos en el Estado de Chihuahua en la Ciudad de Juarez desde el año 1993, mejor conocidos bajo la rúbrica de Feminicidio.
La mujer emblema en singular se sustituye por el plural anónimo: las muertas de Juarez, ó como suelen decirlo las activistas, las "asesinadas" de Juarez, esto para eliminar la semántica de muerte natural.
En estos casos las mujeres no son solo mujeres victimas que luchan por convertirse en sujetos de derecho, sino mujeres victimizadas para siempre, cuerpos sin vida, pero aún muertas con una funcionalidad en un orden perverso, como material fetiche o soporte.
Los crímenes de Juarez son un expediente abierto, sin esclarecer se y sin final de ningún tipo a la vista.

Escandolo doble: son los monstruosos asesinatos en sí y también la impunidad que impera en todo el Estado y no solo en este si no en todo México, lo que permite que el terror continúa.
Hoy en día decenas de hombres se encuentran encarcelados, pero a ninguno se le ha podido comprobar de manera convincente su responsabilidad o "autoría" en el caso de estos asesinatos.

"Colapso" del estado de derecho en Ciudad Juarez: "El Sistema de Justicia se caracteriza no solo de negligente e inepto sino también de cómplice y corrupto".
Documento (PUEG/PIEM 2004).
Registros:
Fiscalia Estatal: 364 mujeres asesinadas año 2005
Grupo Nuestras hijas de regreso a casa: 430 asesinatos y 600 desaparecidas año 2005
Amnesty International: 375 cadáveres femeninos en su reporte de agosto del 2003
No todos son considerados asesinatos en serie o sistematicos, solo los casos en que presentan huellas de violacion y tortura sexual, cuerpos mutilados, penetrados, y extrañamente marcadas, atadas, desnudas o semi desnudas: este porcentaje varia entre las 100 y 130 mujeres (datos de la fuente).
Viki Caraveo quien encabezaba el Instituto de la Mujer Chihuahuense afirmo que se trataba de un total de 321 asesinatos entre 1993 y 2003 de los cuales 90 eran asesinatos sexuales.
En 2003 el Procurador de Chihuahua reporto alrededor de 280 muertes.
La PGR a cargo en ese tiempo del General Rafael Macedo de la Concha contabilizó 258 muertes. 
La CNDH bajo la dirección de Jose Luis Soberanes apuntó 248 muertes en sus reportes.
EL LLEGAR A UNA CIFRA PRECISA DE VÍCTIMAS O TAN APROXIMADA HASTA DONDE SEA POSIBLE FUE UNO DE LOS MAYORES OBSTÁCULOS DE ESTA INVESTIGACIÓN. REDUCIENDO EL NUMERO DE VÍCTIMAS, TAL Y COMO LAS AUTORIDADES LO HAN HECHO DE MANERA INFORMAL, SERIA COMETER UNA INJUSTICIA MAS EN CONTRA DE LAS MUJERES ASESINADAS. 
Diana Washington Valdez / Cosecha de Mujeres 2005
Julia Monarrez investigadora, interesada por clasificar a las víctimas de asesinato serial y sexual llegó hasta el año 2001 a una cifra de 110 muertas con huellas de violencia sexualizada (2002). Hasta 2003 actualizo la cifra a 133 mujeres asesinadas.
Diana Washington periodista calculo 432 jóvenes mujeres asesinadas entre 1993 y 2003, entre 120 y 130 de ellas catalogados como asesinatos sexuales. (2005)
Muchas de estas mujeres demuestran un rasgo de perfil compartido: todas eran de extracción social baja, en su gran mayoria solteras. Eran trabajadoras, estudiantes o recien inmigradas; una quinta parte de ellas laboraba en una maquiladora. No tenian choche pues eran pobres por lo cual caminaban o tomaban camión para llegar hacia las fábricas, escuelas, agencias de modelos o cantinas y asi de regreso a casa. Todas ellas con cierto estereotipo de belleza latina pelo largo oscuro y delgadas. 
Sus cuerpos encontrados en baldíos, basureros y campos despoblados; a la vista de cualquier transeunte no fueron escondidos sino arrojados cual basura humana.

Cabe señalar aquí, aunque sea sólo “de paso”, la espeluznante “transnacionalización” de los patrones femincidas; en el país vecino Guatemala, la cantidad de mujeres asesinados ya rebasó,entre 2001 y la actualidad, la cifra de 2200, ellas también en parte mutilados y marcadas; véase para mayor detalle la documentación pionera del Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH 2005), el reporte de aminsty international) (2006). En Guatemala los asesinatos se parecen inscribir en la tradición y experiencia de contrain surgencia y guerra dónde se recurrió a la violación y la tortura sexual bajo el criterio estratégico de “mandar un mensaje” de intimidación hacia enemigos o sus simpatizantes (véase Ströbele-Gregor 2006); una cuarta parte de las víctimas mortales en las guerras civiles de América Central fueron mujeres, porcentaje mucho mayor que el de las involucradas en combate (Gargallo 2005). Después de la guerra civil se registró una escalada generalizada de la violencia, pero con un particular enfoque de género: entre 2002 y 2004 (antes no se manejaban las estadísticas diferenciadas por género) se registró un incremento de crímenes violentos en 36 por ciento entre los hombres y en 56 por ciento entre las mujeres (CALDH 2005: 45). Sostiene el ombudsman guatemalteco de derechos humanos, Sergio Morales, que sólo en el tres por ciento de los casos hay detenciones. Desde la óptica mediática y policiaca se tiende a estigmatizar alas victimas como drogadictas, prostitutas o delincuentes, muchas veces en el contexto de una mara o pandilla. En efecto, según los expertos parece ser probable que algunas de las bandas juveniles sean ejecutores de los “poderes paralelos” en los cuales, según Morales, estarían organizados entre 15 y 20 mil personas, entre ellos policías, políticos, empresarios y encargados de seguridad, jueces y narcotraficantes (véase también Huffschmid 2006).











En el Distrito Federal las mujeres que cometieron homicidios tienen una sentencia mayor a la de los hombres: 18.6 años promedio para ellos y 23 en promedio para ellas. Sus juicios son 50 por ciento más largos. La justicia no las trata igual, no las sentencia igual, no las ve igual. Aunque en la mayor parte de los homicidios que cometen, las víctimas son familiares y eso revela un patrón preocupante. Las victimarias fueron abandonadas desde pequeñas. Vivieron en la miseria. Carecieron de lo más indispensable y de cualquier apoyo humano. Y el maltrato en la pareja ha sido la prolongación de lo que recibieron en la infancia. - See more at: http://yucatan.com.mx/editoriales/el-delito-de-ser-mujer#sthash.DHtCQTN0.dpuf



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