Subcomandante Insurgente Marcos
Las responsabilidades penales por violaciones a los derechos humanos no prescriben.
Guerra total y enemigo total. Todos son enemigos. El objetivo
destruir: los pueblos indios. El estorbo: el EZLN. El subcomandante Marcos
(Rafael Sebastián Guillén Vicente), principal ideólogo, portavoz y mando
militar del grupo armado indígena mexicano sabía que algo se tejía en contra de
su movimiento.
Denunció que detrás del conflicto había una intención de la
conquista del territorio y el botín de guerra era su cabeza y dijo que el
Ejército Mexicano era de “ocupación” y denunció el control del poder político
local como una extensión de la guerra.
El golpe quirúrgico y el golpe total nunca llegó porque el
ambiente político era poco propicio. Los GAFE (Grupos Aerotransportados de
Fuerzas Especiales) de 90 a 105
soldados en cada unidad no pudieron doblegar a los indígenas porque estos
estaban pertrechados en la inexpugnable selva chiapaneca, el cuartel general de
la inconformidad.
El 1 de enero de 2006, Marcos, ahora Delegado Zero, empezó una
gira en los 32 estados mexicanos para promover la Otra Campaña con la que
buscaba escuchar al pueblo mexicano, a los organizados y a los que no lo están,
“a todos aquellos que desde abajo y a la izquierda busquen cambiar el actual
estado de la sociedad”.
Su marcha no tuvo el fruto esperado y el Subcomandante pareció
haber sido olvidado. Lo que no se olvida es la matanza de Acteal, resultado de
una incursión paramilitar en la zona zapatista de Los Altos de Chiapas,
realizado el 22 de diciembre de 1997.
Presuntos miembros del grupo Máscara Roja atacaron a indígenas
tzotziles de la organización Las Abejas, que se encontraban en el interior de
una capilla rezando. El resultado fueron 45 muertos, incluidos niños y mujeres
embarazadas. Por estos hechos fueron encarcelados 26 indígenas identificados
por los deudores de las víctimas como los autores de los crímenes.
Veinte de estos acusados fueron exculpados el 12 de agosto de
2009 por la Suprema Corte de Justicia de la Nación de México (SCJN), bajo el
argumento de que la Procuraduría General de la República fabricó evidencias
para inculpar a los presos.
A la distancia, Ernesto Zedillo cuyo gobierno estuvo marcado
por la crisis financiera o “Efecto Tequila” tendrá que aclarar la cuota que le
corresponde por el conflicto de Chiapas, el paramilitarismo y la masacre de
Acteal.
Las responsabilidades penales por violaciones a los derechos humanos no prescriben.
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