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“Si
 eres un teórico de la conspiración, entonces estás loco”, ¿verdad? 
Durante años ha sido una creencia común; pero estudios recientes 
demuestran que es todo lo contrario.
Investigadores
 de EEUU y el Reino Unido  en su mayoría psicólogos y científicos 
sociales afirman que, contrario a los principales estereotipos 
mediáticos, “los teóricos de la conspiración parecen estar más 
sanos mentalmente que las personas que aceptan las versiones oficiales 
de algunos acontecimientos controvertidos y polémicos”.
El
 estudio más reciente fue publicado en julio de 2013 por los psicólogos 
Michael J. Madera y Karen M. Douglas, de la Universidad de Kent, en el 
Reino Unido. Bajo el título “Qué sucedió con el edificio 7: Estudio 
psicosocial del debate online sobre teorías de la conspiración acerca 
del 11-S”, el estudio comparó los comentarios de los conspiracionistas 
-personas a favor de la teoría de la conspiración- con los de 
convencionalistas -individuos anti-conspiración= en los sitios web de 
noticias.
Los
 investigadores se sorprendieron al encontrar que fueron más comunes los
 comentarios conspiracionistas que los convencionalistas. “De los 2174 
comentarios recogidos, 1.459 fueron codificados como conspiracionistas y
 715 como convencionalistas”, escribieron los investigadores. Además la 
investigación mostró que los comentarios de los que estaban a favor de 
la explicación oficial del 11-S fueron en general más hostiles.
Así,
 entre las personas que comentan los artículos de noticias, las que 
descartan las versiones oficiales del gobierno acerca de eventos como 
los ataques del 11-S o el asesinato de John F. Kennedy duplicaron en 
número a los que creen en el gobierno. Esto significa que los 
comentaristas a favor de la conspiración son los que ahora están 
expresando lo que se puede ser considerado un ejemplo de “sabiduría 
convencional”, mientras que los comentaristas anti-conspiración 
representan una pequeña minoría de la cual muchos se burlan y rechazan.
Tal
 vez el hecho de sentirse frustrados como consecuencia de que la mayoría
 ya no comparte sus puntos de vista convencionales, puede explicar la 
razón por la cual los comentaristas anti-conspiración descargan su ira y
 disgusto a través de sus comentarios.
“La
 investigación mostró que las personas que están a favor de la versión 
oficial del 11-S son más hostiles cuando intentan persuadir a sus 
rivales”, se afirma en el estudio.
Además,
 parece que los que no creen en las conspiraciones no se muestran 
únicamente hostiles, sino que además se apegan fanáticamente a sus 
propias teorías de la conspiración. En este punto, los investigadores 
afirmaron que para los que apoyan la anti-conspiración es una verdad 
innegable su propia teoría del 11-S; es decir, que 19 musulmanes 
-ninguno de los cuales tenía habilidad para volar aviones comerciales de
 gran tamaño- llevaron a cabo esos increíbles ataques sorpresa dirigidos
 desde alguna cueva en algún lugar de Afganistán por un hombre sometido a
 diálisis renal (Osama bin Laden).
En
 la otra parte, los “conspiradores” jamás han pretendido tener una 
teoría que explique completamente los eventos del 11-S. De la 
investigación se desprende que “para las personas que piensan que ese 
suceso fue producto de una conspiración del gobierno, el asunto no es 
promover una teoría rival específica, sino tratar de desacreditar la 
versión oficial”.
Según reportó Veterans Today:
En
 resumen, el nuevo estudio realizado por Wood y Douglas sugiere que ese 
estereotipo negativo que se achaca a los teóricos de la conspiración 
-fanáticos iracundos apegados a su propia teoría marginal- precisamente 
describe a las personas que defienden la versión oficial del 11-S y no a
 las que disienten de la misma.
Una teoría de la conspiración acerca de la teoría de la conspiración
La
 investigación también determinó que los creyentes de la conspiración 
discuten el contexto histórico de los eventos, como por ejemplo 
considerar el asesinato de JFK como un precedente del 11-S. También 
encontró que a los creyentes de la conspiración no les gusta ser 
etiquetados como tales.
Estas
 y otras conclusiones están contenidas en el libro “Teoría de la 
conspiración en Estados Unidos”, escrito por el politólogo Lanza 
DeHaven-Smith, y que fue editado por la imprenta de la Universidad de 
Texas. En el mismo se explica por qué a la gente no le gusta ser 
etiquetados como “teóricos de la conspiración”:
La
 campaña de la CIA para popularizar el término” teoría de la 
conspiración” y hacerlo blanco de burlas y hostilidades, por desgracia 
ha sido una de las iniciativas de propaganda más exitosas de todos los 
tiempos. En esencia, los que utilizan el término como un insulto lo 
hacen como el resultado de una conspiración exactamente calculada, 
indiscutible e históricamente bien documentada, realizada por la CIA 
para encubrir el asesinato de JFK.
Como dice Tyler Durden "Las teorias de la conspiración no existen, solo existe la IGNORANCIA"
Como dice Tyler Durden "Las teorias de la conspiración no existen, solo existe la IGNORANCIA"



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