El retorno de la pobreza en masa a Europa establece el escenario para el retorno de la revolución. La clase trabajadora y la juventud deben prepararse para la inevitable confrontación con la élite financiera rompiendo con sus representantes políticos en la Social Democracia, los sindicatos, el Partido de Izquierda y otras organizaciones pseudo-izquierdistas y tomar la lucha por un programa socialista a través de la construcción de los partidos de la Igualdad Socialista y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional a través de Europa.
Casi una en cuatro personas en la Unión Europea fue amenazada con la pobreza
o la privación social en el 2010. Esta es la conclusión de un reporte oficial
por la Comisión Europea presentado en Diciembre. De acuerdo al reporte, 115
millones de personas, o 23 por ciento de la población de la UE, fueron
clasificados como pobres o en necesidad social. Las principales causas son el
desempleo, la vejez y los bajos salarios, con más de 8 por ciento de todos los
empleados en Europa perteneciendo a los "trabajadores pobres".
Los padres solteros, los inmigrantes y los jóvenes son los más afectados.
Entre la gente joven, el desempleo es mayor que el doble que entre adultos. Uno
21.4 por ciento de todos los jóvenes en la UE no tuvo trabajo en Septiembre del
2011. España lidera a todos los demás países de la UE con una tasa de desempleo
juvenil de 48 por ciento. En Grecia, Italia, Irlanda, Lituania, Letonia y
Eslovaquia el desempleo juvenil se encuentra el 25 y el 45 por ciento.
En países como Alemania, Holanda y Austria las tasas del desempleo juvenil
son menores sólo porque el entrenamiento dura más y muchos jóvenes desempleados
son "categorizados" en toda clase de esquemas que los excluye de las
estadísticas oficiales. Pero incluso en estos países la oportunidad de obtener
un trabajo pagado decentemente disminuye. Un 50 por ciento de todos los nuevos
contratos de empleo en la UE son contratos temporales de trabajo. Para los
trabajadores que tienen de 20 a 24, la proporción es de 60 por ciento.
El crecimiento de la pobreza y la privación social no es simplemente un
resultado de la crisis económica, sino en vez de eso el resultado de una
política deliberada por parte de los gobiernos europeos y la unión europea. A
pesar de estas alarmantes estadísticas, las autoridades continúan recortando el
gasto social, incrementan la edad de jubilación, eliminan los empleos en el
sector público y expanden el sector de bajos salarios, todas las medidas que
expanden y profundizan la pobreza.
Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el desempleo y la pobreza eran
altas en Europa, incluso los gobiernos de derecha se sintieron obligados a
prometer un futuro más próspero y mejor. Hoy, todos los gobiernos de Europa no
tienen nada que ofrecer a la población trabajadora aparte del sacrificio y la
privación.
Cada discurso de Año Nuevo hace eco de este tema. El primer ministro griego
Lucas Papademos advirtió a sus ciudadanos, quienes ya han sido expuestos a
recortes brutales: "Tenemos que continuar nuestros esfuerzos con determinación
para que así nuestros sacrificios que hemos hecho no sean en vano".
El presidente francés Nicolás Sarkozy proclamó: "Esta crisis extraordinaria,
sin lugar a duda la más grave desde la Segunda Guerra Mundial, no ha
terminado usted termina el año cada vez más ansioso para sí mismo y sus
hijos".
La canciller alemana Angela Merkel amenazó: "No hay duda que el próximo año
será más difícil que el 2011". Y el presidente italiano Giorgio Napolitano, un
ex estalinista quién pasó décadas en el Partido Comunista, hizo un llamado a la
población italiana para que haga sacrificios para que el presupuesto nacional
sea balanceado: "Nadie, ningún grupo social, puede hoy evadir el compromiso para
contribuir a la limpieza de las finanzas públicas en la prevención del colapso
financiero de Italia", declaró.
La pretensión de que las medidas de austeridad están siendo usadas para
apuntalar los tesoros nacionales es una completa mentira. Las finanzas públicas
son insolventes porque han sido saqueadas por la misma élite financiera que
ahora se beneficia de las medidas de austeridad. Los impuestos a las ganancias,
la propiedad y los altos ingresos han sido repetidamente reducidos.
Muchos países de Europa del Este, en donde la pobreza es particularmente
alta, han introducido un impuesto de tasa única de menos de 20 por ciento. Hace
tres años, miles de millones de los fondos públicos fueron transferidos a las
bóvedas de los bancos para cubrir sus pérdidas especulativas.
El reporte de la UE que documenta el crecimiento de la pobreza también figura
el abismo cada vez más grande entre ricos y pobres. En Alemania, el uno por
ciento más rico posee 23 por ciento de toda la riqueza y el 10 por ciento más
rico controla el 60 por ciento. La mitad de la población posee tan sólo el 2 por
ciento de toda la riqueza. El reporte dice: "Una estructura en la cual los
pobres poseen menos que el 5 por ciento, la clase media el 30-35 por ciento y
los más ricos más de 60 por ciento representa un patrón típico en la mayoría de
países europeos".
La élite financiera que monopoliza una enorme proporción de activos sociales
ha perdido toda inhibición social. En el período de pos-guerra, con los
recuerdos de los crímenes de guerra aún frescos y los sentimientos socialistas
aún en la conciencia, ellos fueron obligados a hacer concesiones para preservar
su dominio. La existencia de la Unión Soviética también ejercía un efecto
moderador. A pesar de la degeneración estalinista, las relaciones de propiedad
nacionalizadas, establecidas por la Revolución Rusa, representaban una
alternativa posible al denominado libre-mercado.
En el curso de los últimos veinte años la élite financiera ha perdido toda
restricción y declarado guerra a la clase trabajadora. Si las elecciones
democráticas se ponen en su camino, las hace a un lado como en Grecia e Italia,
en dónde gobiernos tecnocráticos fueron instalados que solamente responden a los
bancos. Ni la oligarquía financiera se rehúye de la represión violenta a la
resistencia social, como es ejemplificado por el forzado desalojo de los
manifestantes del movimiento Ocupar Wall Street alrededor de los EE.UU. e
internacionalmente.
Como la aristocracia francesa de finales del siglo dieciocho en las vísperas
de la revolución, la aristocracia financiera de hoy no está preparada para ceder
incluso una pequeña fracción de sus privilegios o riqueza.
La élite financiera está apoyada por representantes de la adinerada clase
media en los medios de comunicación, los partidos políticos del establishment,
los sindicatos y la milicia de la ex izquierda, quienes insisten que no hay
alternativa a la austeridad y usan cada medio para sabotear la oposición
social.
Un representante típico de esta especie es el ex líder del Partido Verde
Alemán Joschka Fischer. En la edición de Año Nuevo del Süddeutsche Zeitung, el
que fuera un usurpador radical y luego un ex ministro de relaciones extranjeras
alemán entusiásticamente dio bienvenida a las últimas medidas de austeridad
acordadas por la UE y concluyó con un himno de alabanza a los mercados
financieros. "¿Y a quién le debemos todo este progreso europeo?", escribió. "¿A
la sabiduría de nuestros líderes? Por desgracia no. Es casi exclusivamente a la
presión de los muy calumniados mercados.
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