Las mismas redes cerebrales que se activan cuando sufres una quemadura leve se encienden cuando piensas en un amor que te ha rechazado, reveló un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Al parecer, el cerebro no distingue entre el dolor físico y el sufrimiento emocional intenso. El corazón roto y las separaciones dolorosas son “más que simples metáforas”, afirma Ethan Kross, investigador principal del estudio y profesor asistente de psicología en La Universidad de Michigan en Ann Arbor.
El estudio, publicado también en el portal Health.com, revela el papel de los sentimientos de rechazo y otros traumas emocionales, los cuales tienen un efecto determinante en el desarrollo de trastornos de dolor crónico, como la fibromialgia:
“Esto provoca interesantes cuestionamientos acerca de si tratar el dolor físico puede ayudar a aliviar el dolor emocional y viceversa. Estos hallazgos delinean el camino directo en el cual las experiencias emocionales pueden ser relacionadas con el cuerpo”, sostiene Ross.
Este estudio fue el primero en mostrar que el rechazo puede provocar una respuesta en dos áreas del cerebro asociadas con el dolor físico: la corteza somatosensorial secundaria y la ínsula dorsal posterior. Estas regiones del cerebro se encendieron en el estudio, debido a que el rechazo que los voluntarios experimentaron era inusualmente intenso.
Aunque Kross enfatiza que el estudio es "un primer paso", para comprender la conexión entre el dolor físico y emocional, los hallazgos podrían ayudar a los pacientes de dolor crónico a comprender que las emociones pueden afectar su condición física.
“Esto provoca interesantes cuestionamientos acerca de si tratar el dolor físico puede ayudar a aliviar el dolor emocional y viceversa. Estos hallazgos delinean el camino directo en el cual las experiencias emocionales pueden ser relacionadas con el cuerpo”, sostiene Ross.
Este estudio fue el primero en mostrar que el rechazo puede provocar una respuesta en dos áreas del cerebro asociadas con el dolor físico: la corteza somatosensorial secundaria y la ínsula dorsal posterior. Estas regiones del cerebro se encendieron en el estudio, debido a que el rechazo que los voluntarios experimentaron era inusualmente intenso.
Aunque Kross enfatiza que el estudio es "un primer paso", para comprender la conexión entre el dolor físico y emocional, los hallazgos podrían ayudar a los pacientes de dolor crónico a comprender que las emociones pueden afectar su condición física.
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